México se encuentra, por una sociedad más justa y humanizada
FERNANDO
SÁNCHEZ ARGOMEDO
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Fernando Sanchez A.
Solidaridad, palabra incómoda: Papa Francisco

Solidaridad, palabra incómoda: Papa Francisco

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En el encuentro con jóvenes de Argentina, evento que estaba fuera de agenda, Francisco señaló con mucha claridad qué es lo que espera de los jóvenes en ésta Jornada Mundial de la Juventud 2013. Pidió a los jóvenes que actúen, que sean inquietos que hagan ruido...

En el encuentro con jóvenes de Argentina, evento que estaba fuera de agenda, Francisco señaló con mucha claridad qué es lo que espera de los jóvenes en ésta Jornada Mundial de la Juventud 2013, y con esa especial forma de comunicar que resalta ideas fuerza, siendo casi siempre 3, señaló lo siguiente:

Primero, con una expresión muy coloquial de su tierra natal dijo que “espera lío”, es decir, pidió a los jóvenes que actúen, que sean inquietos que hagan ruido, “quiero que se salga afuera, quiero que la Iglesia salga a la calle, quiero que nos defendamos de todo lo que sea mundanidad, de lo que sea instalación, de lo que sea comodidad, de lo que sea clericalismo, de lo que sea estar encerrados en nosotros mismos, las parroquias, los colegios, las instituciones son para salir, si no salen se convierten en una ONG ¡y la Iglesia no puede ser una ONG!”

En segundo lugar siguió con ese mensaje que había adelantado hace dos días en el avión con los periodistas, pidió poner atención en el cuidado a las personas que se encuentran en los extremos de la sociedad, los jóvenes y los ancianos, quienes sufren de la “cultura del descarte”. Por un lado los jóvenes no tienen espacios para trabajar y para impulsar a las naciones y por otro los ancianos, son relegados, abandonados y no se aprovecha su sabiduría para sostener los valores y la cultura de las naciones. Una vez más en referencia a combatir esta llamada “cultura del descarte” pidió: “¡no se dejen excluir!”.

En tercer lugar, el Papa pidió a los jóvenes que “no licúen la fe”, refiriéndose a todas esas modernas formas de manifestaciones religiosas que lejos de acercar a Dios nos alejan de él. Con un mensaje hasta chusco les dijo “(…) por favor, ¡no licúen la fe en Jesucristo!, hay licuado de naranja, hay licuado de manzana, hay licuado de banana pero, por favor, ¡no tomen licuado de fe!”. Pero no quedándose solo en la expresión señaló con claridad el programa de acción y el camino sencillo a seguir: “ (…) las bienaventuranzas y Mateo 25, no necesitan leer otra cosa, se los pido de corazón”.

Cabe señalar que cuando el Papa habla de Mateo 25 se refiere a estar preparados para la venida de Cristo (parábola de las 10 vírgenes), así como aprovechar aquellas capacidades que tenemos en beneficio de los demás (parábola de los talentos) y finalmente el llamado juicio de las naciones “cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis”.

El Papa Francisco en su visita a la comunidad de Varginha, una de esas favelas o ciudades marginadas que distinguen a Brasil, resaltó la importancia de la solidaridad vivida de forma real, en el compartir y con una expresión muy coloquial resaltó ese valor que la gente más sencilla vive de manera más contundente que muchos otros a los que les sobra: “se puede añadir más agua a los frijoles”.

Francisco hizo también un llamado a los que tienen más para recordar esa palabra -“a menudo olvidada u omitida, porque es incomoda”-, la solidaridad, diciendo: “me gustaría hacer un llamamiento a quienes tienen más recursos, a los poderes públicos y a todos los hombres de buena voluntad comprometidos en la justicia social: que no se cansen de trabajar por un mundo más justo y más solidario” y es que para el Papa, el hambre y la ausencia de satisfactores de las necesidades mas elementales de los seres humanos es una injusticia social. No se trata de repartir, ni de una lucha ideológica entre los que menos y los que más tienen. Se trata de ver por el bien común y evitar esta injusticia social.

Esta injusticia social de la que habla el Papa se extiende a los jóvenes, a los ancianos, a los bebés en los vientres de sus madres indefensos y a los pobres. Por eso Francisco pidió a la humanidad tutelar “la vida, que es un don de Dios; la familia, fundamento de la convivencia y remedio contra la desintegración social; la educación integral, que no se reduce a una simple transmisión de información con el objetivo de producir ganancias; la salud, que debe buscar el bienestar integral de la persona, incluyendo la dimensión espiritual, esencial para el equilibrio humano y una sana convivencia; la seguridad, en la convicción de que la violencia sólo se puede vencer partiendo del cambio del corazón humano”.

Así mismo Francisco señaló: “la medida de la grandeza de una sociedad está determinada por la forma en que trata a quien está más necesitado, a quien no tiene más que su pobreza”.

Todo esto es a lo que el Papa Francisco se refiere cuando habla de la verdadera “Revolución de la Fe” o como les dijo a todos los jóvenes presentes en la fiesta de acogida en Copacabana, esta es: “la onda de la revolución de la Fe”.

Fernando Sánchez Argomedo

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